jueves, 10 de abril de 2014

Reducir la sal: objetivo mundial

CONSUMIMOS EL DOBLE DE LO NECESARIO

Sal salero

1. La cantidad de sal que consumimos, y por tanto sus efectos negativos, no se puede contrarrestar con ningún otro factor de la dieta o del estilo de vida y mucho menos bebiendo más agua. La sal hace que el organismo produzca la sensación de sed y por tanto nos lleva a tomar más líquidos. Si finalmente bebemos más se produce un aumento en la circulación sanguínea que fuerza las paredes arteriales y con ello incrementa la presión arterial.

2. Las principales fuentes de sal en la dieta diaria proceden de los cereales y los embutidos. Los cereales aportan el 33% de la sal que consumimos a diario, en concreto, sólo el pan aporta un 19% de este consumo. Por su parte los productos cárnicos como los embutidos aportan otro 20% a la ingesta de sal diaria en la dieta y son los quesos los que intervienen en un aporte de hasta un 6%. Hacia 2005 las autoridades sanitarias españolas firmaron un acuerdo con las panificadoras para reducir de 22 gramos a 16 gramos la cantidad de sal presente en el pan común. Sin embargo, actuaciones como reducir el IVA de los panes sin sal (actualmente en el 10% por ser un pan especial frente al 4% del pan común) ayudarían a promover su consumo entre los consumidores, señala Santos-Salvadó.

3. El uso de cloruro potásico en combinación, o como sustituto, con el cloruro sódico de la sal común podría ayudar a reducir el sodio dietético. Es cierto que en algunos casos, como en las verduras, las condiciones de sabor varían, pero una combinación de ambas sales podría emplearse sin perjuicios en cierta cantidad de productos procesados. El catedrático señala que a pesar de esta posibilidad, en la industria alimentaria se teme la reacción del consumidor a estos cambios que podrían restar competitividad en el mercado a estos productos.

4. La sal no sólo es un condimento que añade sabor, sino un conservante. En este sentido se emplea en infinidad de productos elaborados y es parte fundamental en los alimentos encurtidos y las salazones. Los productos enlatados de pescado, como los berberechos, son importantes fuentes de sal en la dieta, así como salsas o sobres de pasta y sopas.

5. Cuidado con los aperitivos: picar a mediodía es una costumbre social que se repite fin de semana tras fin de semana y que dispara el consumo de sal. Todo lo que acompaña al vermú contiene gran cantidad de sal: patatas fritas, aceitunas, frutos del mar enlatados. Además, un acompañamiento tan sabroso aumenta el consumo de líquidos, sean estos con contenido alcohólico o bien refrescos. Es aconsejable añadir también algún aperitivo más saludable como verdura asada o condimentada con limón o hierbas evitando la sal en su preparación.

6. Hay que reducir el uso de la sal en la cocina de forma paulatina lo que permite al paladar ir acostumbrándose y potenciar el sabor natural de los alimentos, en los que ya está presente el sodio en mayor o menor medida. Al cocinar, hay que tener en cuenta que una cucharada de postre equivale a 5 gramos y una cucharada sopera no colmada a unos 10 gramos.

7. Las bebidas contienen sal: el agua mineral contiene proporciones variables de sodio, al igual que el agua del grifo, las bebidas azucaradas no contienen mucha pero las destinadas a los deportistas, de consumo común entre niños y mayores, tienen mucho sodio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejanos un comentario